Durante los últimos 25 años, Hans Steffelaar ha construido una obra impresionante, conocida entre un pequeño círculo de entusiastas. En relativo aislamiento, trabaja en sus impresionantes lienzos en su estudio cerca de Bornebroek, en Twente. Dada la constante calidad de su obra, resulta casi increíble que Steffelaar no sea más conocido entre el público artístico nacional e internacional.

Hans Steffelaar nació en 1940 en una familia en la que se daba por sentado que los niños tuvieran estudios académicos. Estudió medicina y se convirtió en cirujano. Trabajó en Almelo de 1976 a 2005, de los cuales el 60% de los últimos 17 años para poder dedicar más tiempo a su trabajo como pintor.

Recibió su formación artística formal de Loek Peletier y Kees Stoop y asistió a la academia de arte AKI (Enschede) de 1988 a 1992. Hans Steffelaar ha pintado una obra madura que atestigua la artesanía y el buen ojo para los detalles y los materiales. Su obra ha sido mostrada en diversas exposiciones en el oriente del país.

Sus pinturas se caracterizan por un drama impresionante: no son una hazaña de fuerza, sino testimonios sensibles de un mundo que se desmorona.
Todo en su obra tiene una materialidad pesada, ya sea un paisaje rocoso, juncales, lápidas o un trozo de gasa desenrollado. El drama está en la materia que se desgasta naturalmente y que por lo demás se ve afectada por la violencia. Steffelaar tiene una mirada especial que no se vuelve aburrida. Puede que su visión del mundo no sea alegre, pero está llena de luz, matices y suavidad.
Un mundo en el que la tristeza y la añoranza han encontrado un lugar.

Hans Steffelaar tuvo su primera gran exposición individual en el Rijksmuseum Twenthe del 18 de octubre de 2015 al 27 de marzo de 2016 bajo el título "We Won".

(Texto cortesía de Rob Smolders, fundación Wim Izaks, centro de arte Tricot Winterswijk, Rijksmuseum Twenthe)